La Madre Lucía es Directora del Centro Gerontológico San Francisco de Asís, ubicado en la ciudad de Cusco, en Perú. Esta institución tiene como objetivo brindar atención Integral a las personas de la tercera edad, especialmente a las que se encuentran en condición de indigencia y necesitan un ambiente seguro donde vivir. En esta entrevista para el blog de 3Love Inc., conversamos con la Madre Lucía sobre la atención que reciben los residentes del centro, las enseñanzas de San Francisco de Asís y la importancia de crear conciencia sobre el cuidado del adulto mayor, cuyo día se conmemora el 26 de agosto en el Perú.
¿Cuántos adultos mayores radican actualmente en el Centro Gerontológico San Francisco de Asís? ¿Qué tipo de cuidados y atenciones reciben?
El Centro Gerontológico San Francisco de Asís es un anexo de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Nuestra casa principal está en Lima y el anexo está en Cusco. Tenemos dos hogares en el Perú. Actualmente acogemos aquí a 105 adultos mayores, entre hombres y mujeres. Les damos una atención integral, tanto espiritual como material: alimentación, vestido, medicamentos. Somos seis hermanas y hay 23 trabajadores, entre ellos hay un médico fisioterapeuta y 9 enfermeras técnicas profesionales. Ahí vamos llevando adelante el hogar con nuestros adultos mayores, contentas de poder dar alivio y consuelo a tantos ancianos. Y como bien saben, aquí damos prioridad a la gente indigente, vulnerable y necesitada. La atención es las 24 horas, son residentes permanentes.
Hace unos años, se realizó una obra en el Centro Gerontológico para colocar barandas en los pasillos y para alisar el suelo del patio. ¿De qué manera estas obras han ayudado a mejorar la calidad de vida de los residentes?
Muchísimo, porque, como usted sabe, los ancianos tienden a cogerse de algo, buscan seguridad. Entonces, las barandas que han puesto han ayudado para el acceso a la Iglesia y a los pasillos. Ellos lo utilizan mucho, se apoyan al 100 %, tanto los varones como las mujeres. Ha ayudado de una forma muy positiva.
San Francisco de Asís es el patrono de los animales y del medio ambiente. ¿Qué enseñanzas de este santo podemos aplicar en nuestra relación con los animales y la naturaleza?
Mucho. De hecho, el Papa Francisco también tomó su nombre y su primera encíclica fue todo lo referente a la conservación del medio ambiente y los animales. Nosotras en el hogar, por ejemplo, ¿de qué forma hacemos honor al nombre de San Francisco de Asís? Tenemos algunos animales, tenemos una pequeña granja con pollitos, cerditos y loros, que los ancianitos los aman, les dan de comer, conversan con ellos. A nuestros ancianitos les gustan las mascotas. Y de hecho otra enseñanza de San Francisco de Asís es hacer el bien, pues él siempre fue un hombre que buscaba hacer el bien, era un alma que buscaba a Dios. Siempre hizo bien al prójimo. Eso es también lo que hacemos nosotras, buscar el bien del prójimo necesitado y vulnerable, de los ancianos.
En agosto se conmemora el Día del Adulto Mayor. ¿Por qué es importante que las familias y la sociedad en general cuiden, respeten y traten bien a los adultos mayores?
El mes de agosto en esta casa es interesante. Todos los ancianitos se mueven, hacen sus concursos, hacen la elección de la Reina de la Ancianidad y el día central es el 26 de agosto. Previamente van haciendo sus actividades, luego los concursos, hay primero, segundo y tercer puesto. Hay que premiarlos. Respecto de lo que usted pregunta, es importantísimo que la sociedad valore al adulto mayor, hay mucho abandono, hay falta de interés por la atención de los adultos mayores. Muchos hijos o familiares cercanos de los adultos mayores quieren sí o sí, como sea, dejarlos aquí. Entonces, tenemos que dar prioridad a los ancianos que realmente necesitan nuestra atención, porque, por ejemplo, si un adulto mayor tiene ocho hijos, la ley ordena que deben ser cuidados por su familia, pero a veces no es así. Ocurre que quieren ingresarlos y dejarlos aquí. La familia tiene que concientizarse de que el legado que nos van dejando nuestros adultos mayores es lo que nosotros vamos viviendo hoy en día. Ellos forjaron esta sociedad, de repente con menos recursos que hoy día, porque ayer no había la tecnología de hoy, pero son poco valorados y hay que incentivar más a la sociedad para que valore al adulto mayor.
A usted que atiende a los adultos mayores, ¿qué satisfacción personal le deja poder atenderlos, muchos de los cuales, como usted menciona, a veces vienen de una situación de indigencia o de soledad?
Nuestra Madre Fundadora, Santa Teresa de Jesús Jornet, fue una mujer española, que en su época fue profesora, trabajó en escuelas, fue muy valorada. Ella nos legó esta tarea, ella decía: “Cuiden los cuerpos para salvar las almas”. Hay que valorar al adulto mayor. Surge una alegría, una satisfacción de poder atenderlos, de poder animarlos, alentarlos. Y cuando vemos que llegan deshechos, tristes o golpeados por la vida, también es muy satisfactorio cuando van pasando los días y mejoran por la atención, o por unas palabras de aliento o de consuelo que a veces les damos. Aunque no llegaremos al afecto de un hijo o de una hija, pero sí procuramos en nombre de Dios llegar a sus almas, para consolarlos. Y vemos con satisfacción que van mejorando. Algunos mejoran, se rejuvenecen, duran años. Otros ingresan ya vulnerables, super delicados, a veces también desisten, fallecen y también hay esa satisfacción de que cuando ya no superan la enfermedad o lo que fuera, pues les damos una sepultura digna y una despedida digna, que de repente afuera no lo habrían tenido.
